lunes, 15 de septiembre de 2008

Citas sobre la crónica

“Mirar es la búsqueda, la actitud consciente y voluntaria de tratar de aprehender lo que alrededor –y de aprender. Para el cronista mirar con toda la fuerza posible es decisivo. Es decisivo adoptar la actitud del cazador.” Martín Caparros

“Para mi la crónica periodística es un ejercicio de libertad narrativa en función de aquello que reclama la historia que quiere contar. Y, es también, la negación del paradigma estúpido de “objetividad periodística”. Daniel Riera.

“La crónica –tal como la concebimos hoy- podría ser un quiebre en el ejercicio del periodismo tradicional, la ruptura de los esquemas y de las convenciones, un crash para el complicado oficio de contar”. Gonzalo Sánchez.

“Me gusta pensar la crónica periodística como un pedazo de mundo construido. Un mundo geográfico en el sentido más amplio de la territorialidad: informativo, sensoria, literario, personal. En una crónica se debería poder disfrutar de la lectura, no sólo por la necesidad de información sino por el gusto de asomarse a ese mundo”. Carolina Reymúndez.

“Finalidad es una palabra peligrosa aplicada al periodismo. De todos modos, trata de contar historias que siempre han estado ahí pero sobre las que han posado miradas bobas o distraídas, y hacer que un tipo, en el living de su casa, lea y se cuestione un par de lugares comunes relacionados con esas historias, podría se un objetivo más o menos modesto y, de tan inútil, noble”. Leila Guerriero.

La Argentina crónica. Segunda parte

Skinheads antifascistas: el lado rojo de la fuerza
Tribu urbana

Esta crónica trata sobre un grupo llamado “Skinheads”.
Alejandro Seselovsky realiza un breve paso por la historia y la conformación de este grupo, surgido en la década de 1960, como reaccionarios y opuestos a los hippies. Se trata de un grupo bastante reducido, con sólo dos mujeres militantes. Se plantea la ideología y los gustos de esta agrupación, cómo fue conformado y qué llevó a que alguno de los chicos, entre ellos “el Mono” se pasará del grupo nazi a ser un skinhead antinazi.
El autor realiza distintos tipos de descripciones, con el fin de explicar de la manera más clara la clase de personas que conforman este grupo. Por ejemplo, realiza descripciones físicas de los miembros, su vestimenta, los lugares que frecuentan, sus actitudes, la música que escuchan. Además, utiliza ironías, diálogos y testimonios en medio del relato, que agregan información y explican la ideología del grupo. En
Comienza la crónica relatando hechos específicos, luego hacer una revisión de cómo se conformó el grupo. Se trata de una crónica relajada, donde el autor expone sus pensamientos, ideas, descripciones de manera natural, sin buscar complicaciones, ni vocabulario específico, sino, parece ser, que su intención es que todos entiendan sus argumentos y presentarlos de manera simple. Combina el relato de distintos encuentro con la historia del grupo. (Por ejemplo, la reunión que se dio en Parque Centenario, con la historia del asesinato de Iván Kotelchuk, ya que un Skinhead fue señalado como el autor del crimen).
Con la cerveza y el fútbol como estandartes siguen a grupos de música punk y sus objetivos parecen, no siempre, estar definidos. El autor plantea que los pases de un grupo a otro demuestran cierta inconsistencia ideológica.


En campaña con Duhalde y Ortega
El tren de la alegría

La crónica cuenta el recorrido hecho por los candidatos a presidente y vicepresidente, Duhalde y Ortega respectivamente en 1999 en el Tren de la Esperanza, a fin de hacer su campaña.
El trabajo que implica acompañar a dos candidatos que tienen como objetivo promover sus planes políticos y sacarse pobres de encima de cada pueblo recorrido no es nada sencillo, es más hasta se torna agobiante, pero en cierto punto también es instructivo.
Esta crónica se inicia con el comienzo del viaje, donde Cicco describe a los personajes que lo realizan e incluye diálogos con esas personas. Luego, hace descripciones del tren, de los lugares que recorre y de sus habitantes. Utiliza frases con doble sentido, metáforas para realizar esas descripciones.
El texto presenta subtítulos. En uno de estos, se expone un diálogo con los políticos, se realizan preguntas y el autor pone de relieve el lado más oscuro de la política, con un tono crítico.
En este viaje se descubre como en ningún otro recorrido la miseria y la pobreza que hay en cada pueblo del interior, donde La Esperanza, como dice el refrán, paradójicamente, es lo último que se pierde.
En fin, sirve para confirmar que a muchos no les interesa lo que dicen los candidatos, ni se acercan a ellos por sus ideales, sino por necesidad. Una necesidad profunda, reflejada en todo el país, donde la parte visible es la parte que no se ve, y quizás lo esencial es la Esperanza de que algo cambie, y este tren es un eco de ello.


Las hermanas satánicas
Ritos, locura y muerte

La crónica trata sobre el asesinato cometido por Silvina Vazquez el 27 de Marzo de 2000. Mató a su padre para quitarle el demonio que estaba en su interior.
El cronista comienza con un diálogo del presente, luego se remonta al hecho ocurrido hace ocho años, vuelve al presente y se viaja a 1945. (Va del presente al pasado y vuelve al presente nuevamente durante toda la crónica, a modo de explicar de manera clara la historia).
Según Gabriela, la hermana de Silvina, la historia viene de hace mucho tiempo, todo comenzó con su abuela. El nacimiento de Carlos, el padre de ambas chicas, fue producto de una violación. Esther, la bisabuela, consideraba que el chico era hijo del mal. El autor relata esta historia, incluyendo conversaciones que dibujan la historia. Deja que los personajes dialoguen solos, construyendo la historia.
Vuelve nuevamente al presente y Gabriela jura que el novelita del demonio no es cierto, que es un invento que vendió hermana a los medios y a los psiquiatras, que ella mató a su padre porque realmente se volvió loca.
Describe el departamento en el que ocurrió el crimen, los días anteriores, el día clave, y los siguientes. Detalla el período en que las hermanas estuvieron en un neuropsiquiatro. Incluyendo diálogos para contar la historia, relata el paso de Gabriela pro ese lugar, su relación con las demás internas. Finaliza relatando los encuentros de las hermanas y el pensamiento de Gabriela, sobre lo que ocurrió.
En fin, se cuenta la historia de un asesinato, que mucho tiempo después tampoco queda del todo claro.

sábado, 13 de septiembre de 2008

La Argentina crónica

Operación jaja
La risa es salud

Una profesión que no es de la más popular, dice presente en esta crónica de Carolina Reymúndez. Los llamados “clac” son los encargados de darle “alegría”, de hacer notar la risa en diversos programas de televisión, con la esperanza de que un descubridor de talentos los ponga delante de la cámara y no detrás, donde es su lugar habitual. Comienza con una introducción, describiendo el canal en el cual va a realizar su “estudio” y las personas que trabajan allí. Incluye diálogos que entabla con las personas del canal. Y explica de dónde proviene el nombre clac.
Pero este no es un trabajo improvisado ni mucho menos. Los reidores cumplen un horario, tienen un monto fijo que se les paga al final de la jornada de risas y aplausos, y por supuesto que no puede faltar un “jefe”, la risa mayor. Este hombre es el encargado de dirigir los aplausos y las carcajadas en el momento preciso y el resto de los miembros de la clac lo siguen. Y demás esta decir que la clac también forma parte de un sindicato de trabajadores. (Realiza una descripción del trabajo que realizan los reidores, su sueldo, quienes lo realizan, el jefe, sus personalidades, etc.)
Incluye fragmentos del programa que se esta grabando. También agrega diálogos con los protagonistas (A modo de ilustrar y ejemplificar lo que está relatando). Explica términos específicos de ambiente.
Al mismo tiempo que muchos estudios científicos enfatizan que la risa alarga la vida y proporciona muchos beneficios más, estos reidores son opresores, obligan a uno a reírse en un momento determinado, a no reírse en otro y a terminar la carcajada en el momento justo, que lo indica el reidor supremo.
Abre una reflexión sobre el trabajo de los reidores (En general, no se presta atención a esas risas de fondo que sirven como disparadores de las risas propias) y sobre la risa misma. Utiliza fragmentos de cuento de otros autores. Hace una reseña de cuándo se utilizó por primera vez las risas en los medios.
Realiza una segunda reflexión, en este caso se aboca a la televisión en general. Nuevamente incorpora diálogos mantenidos con miembros de la clac.
Cierra la crónica con una breve descripción de los lugares que atraviesa para irse y de lo que le provoca los reidores.

Un día en la vida de Pepita la Pistolera
Entre armas, robos, muertes y cabarets

Pepita la pistolera, reina de los cabarets del puerto marplatense, fue acusada por el crimen de José Luis Cabezas en 1997, pero luego obtuvo su libertad. Inicia la crónica con una breve historia y descripción de la personalidad y de la vida de Margarita di Tullio. Incluye diálogos mantenidos con la protagonista.
Desde chica su vida estuvo surcada por crímenes, delitos y armas. (Vuelve al pasado de Margarita e incluye fragmentos de la conversación). A través de un breve recorrido por sus dos locales, por su casa y sus actividades se manifiesta la personalidad de Margarita.
Visita a su esposo todos los días, todavía preso en la cárcel de Dolores por el mismo crimen por el que se acusó la acusó a ella. El apodo “Pepita” se debe a que una noche mató a tres hombres que entraron en su casa para buscar a su marido, que era militante montonero.
Cierra con una descripción de lugar y de las actitudes de ella.


El caso Poblete. La fuerza del cariño
Más allá de un Proceso
Esta crónica plantea como punto de partida la medida tomada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el año 2005, se declaró la inconstitucionalidad de las leyes, a saber, Punto Final y Obediencia Debida, que impedían que se juzguen a los militares de la última dictadura militar de 1978. Para abolir estas leyes, se tomó el caso de José Liborio Poblete, de su esposa y de su hija, víctimas de torturas y otros flagelos.
El 17 de Septiembre de 1971, José comunicó que viajaría a Curicó con un amigo, Nelson Silva. Ellos dos, junto a Fernando Otárola y Alejandro León, formaban un grupo de soñadores cuyo deseo máximo era cambiar el mundo, pero hay que “empezar por casa”. Deseaban que Chile, su país natal, se convirtiera en un país socialista más justo para todos. Inicia la crónica comentado un hecho del pasado e inmediatamente incluye una frase de Buscarita, en el presente, sobre ese hecho. (Continuamente realiza ese juego, de contar hechos del pasado, y luego diálogos del presente sobre estos.)
En ese desafortunado viaje en tren Pepe, como lo llamaban sus amigos y familiares, padeció un grave accidente, perdió sus dos piernas y debió ser internado. No hubo momento en que faltaran las visitas y aún más, siempre estaba acompañado por algún amigo, un familiar, o algún vecino. Definitivamente era considerado un héroe.
Llegó a Argentina, más precisamente a Buenos Aires con 18 años en 1973, con el objetivo de rehabilitarse por el terrible accidente que le tocó vivir.
Nunca pudo abandonar su vocación de militante político y así fue como fundó, junto a otros compañeros, el Frente de Lisiados Peronista. (Vuelve sobre la historia de Pepe y su rehabilitación en Argentina, con toda la carga política que eso trajo).
En 1974, Pepe regresó a Chile para mostrar su recuperación y en ese viaje embarazó a Quena, una vecina de su antiguo barrio. Ese mismo año, su madre, José Novarro y sus hermanos se mudarían a Argentina.
El Frente de Lisiados Peronistas se convirtió en la UNSEL. Fue justamente gracias a la UNSEL, donde Pepe conoció a Trudy, su novia a partir de Septiembre de 1975. Relata el momento en que Pepe conoció a su esposa, y la militancia que llevaron juntos. (Además incluye testimonios para completar la historia).
Mónica Brül, Chiche Guillen, Alejandro Alonso, Pepe, Trudy y Giliberto Rengel comenzaron a militar respondiendo al grupo montonero, luego de la desaparición de Claudia Grumberg, discapacitada miembro de la UNSEL.
En Junio de 1977 las dos amigas, Trudy y Mónica quedaron embarazadas. En Marzo de 1978 nacieron ambas criaturas. Mónica tuvo a un niño y Trudy a una niña a la que llamaron Claudia en honor a la militante desaparecida. El 28 de Noviembre de 1787 Trudy, Pepe y Claudita desaparecieron. (Cuenta el hecho específico del secuestro). Sus Familias no dudaban que este secuestro había sido obra de los militares. El destino de ellos fue el centro clandestino de detención El Olimpo. Mónica, Chiche y Giliberto también fueron raptados, pero liberados, Mónica y Giliberto el 21 de Diciembre de 1978 y Chiche el 02 de Enero de 1979. Pero Pepe y Trudy no corrieron con la misma suerte, ya que nunca lograron ser libres nuevamente. Se va mechando la historia particular de Pepe, con datos históricos que abarcan a todo el país.
En Diciembre de 1999 Claudia apareció, pero bajo el nombre de Mercedes. Pero fue recién en Febrero de 2000 cuando supo de la verdad historia, de su verdad. El encuentro con su familia biológica no fue nada fácil ni satisfactorio al comienzo, pero con el correr del tiempo se fue creando una sólida unión entre Claudia y sus primas jóvenes y también con sus abuelos. Pero nadie puede quitarle a Claudia el amor que puede sentir hacia sus apropiadores, “sus padres”. (Se relata el encuentro con Claudia y como cambio la vida para ella y para los Poblete luego de esa reunión).
La historia no tiene un final feliz como el que se podría esperar. Claudia anunció que se casaría, pero invitó a los Peblete sólo al civil, ya que a la Iglesia iría acompañada con los Landa. Esta decisión provocó un profundo dolor que todavía hoy sigue y desembocó en que nunca más se han vuelto a ver.

jueves, 28 de agosto de 2008

Infancia dañada

No es un tema nuevo ni reciente la existencia de redes de adopción ilegal de niños. Es uno de los negocios más redituables, junto con el narcotráfico y el contrabando de armas. En algunas ocasiones esto ocupa alguna página en el diario y algunos minutos en los noticieros, pero no es tratado por los organismos del Estado con la seriedad y con el rigor que lo requiere.
No se trata de delincuentes improvisados, sino que son organizaciones internacionales que operan en toda América Latina las que se ocupan de este ilícito.
A través de la venta y el robo de bebes en hospitales y clínicas, generalmente a mujeres de bajos recursos, embarazos forzados y la falsificación de documentos, estas organizaciones conforman un mercado negro, con sus mayores clientes en Europa, Estados Unidos y Asia.
Algunas madres venden a sus criaturas por el hecho de no poder mantenerlas y por tener muchos más hijos, mientras que muchas parejas eligen este camino ilegal con el fin de evitar la larga espera y los trámites burocráticos que a veces implica una adopción con todas las reglas. Llegan a pagar desde cinco mil a ciento veinte mil pesos por un niño, por lo que el robo de bebes se ha incrementado, sin que las autoridades detengan esta realidad aterradora.
En la película “Estación central” se presenta un caso de venta de un niño a una de estas redes ilegales. Dora, una maestra retirada que se gana la vida escribiendo cartas de lo que dictan analfabetos, vende a un niño Josué, que perdió a su madre en un accidente. En esta negociación ilegal se muestra claramente como el interés económico es lo que prima, sin tener en cuenta la vida y el destino de los niños, junto con las condiciones pésimas en que viven hasta que son vendidos a alguna familia.
Se trata de un tema alarmante, donde se negocia con bebes y niños expuestos a estas organizaciones criminales, sin reparar en que lo que está en juego es la vida de todos esos chicos. Pero parece ser un tema secundario.

Viajes retratados

Al ver el living no hizo falta que detallara su personalidad, ni que me contara cuáles son sus intereses, si bien a algunos los conozco muy bien desde hace tiempo. Todo en perfecto compoce entre el roble de los muebles, el tapizado marfil en cada uno de los sillones, en armonía con las cortinas que tapan los dos ventanales majestuosos a cada lado del living y la alfombra bordo que se extiende por debajo de toda la sala. Por todos los rincones se asoman libros. La inmensa biblioteca de madera pegada a la pared, refleja que mi entrevistado no es un improvisado en las cuestiones que trata. La mesa, en medio de los cuatro sillones blancos también desborda de libros. Una luz tenue me permite descubrir que esa biblioteca abarca una gran cantidad de temas. Libros sobre animales, plantas, comidas, geografía, historia de autos, del Imperio Romano, del Titanic, computación, textos cómicos y dramáticos se hayan concentrados en esa sala enorme. Si bien, a medida que busco y espío cada recoveco acabó por confirmar que los textos sobre viajes y fotografía son los que predominan de manera avasallante y revelan que Rogelio es un apasionado por estos dos grandes temas. Miro al costado del gran ventanal que da a un hermoso jardín y sobre una pequeña mesa se lucen dos fotografías junto a su esposa en uno de esos viajes que tuvo el placer de disfrutar. Estas imágenes recuerdan los paseos hechos a Florida y a España hace unos cuantos años. Recorro algunos metros más y me encuentro con un mueble. Sobre el más fotos. Fotos con Mickey en Disney, en playas paradisíacas y con nativos mexicanos. Retrocedo esos mismo metros y a la izquierda de una escalera, otro mueble con dos puertas de vidrio, pero en este no hay fotos, sino que está colmado de objetos y recuerdos de cada viaje realizado. Piedras preciosas, facones, pequeños adornos artesanales y demás objetos dan prueba de los distintos países que Rogelio visitó. Por el otro ventanal veo una pileta hermosa, que si no fuera porque la temperatura es bastante baja, dudo que alguien se niegue a darse un chapuzón.
Siempre me recibió de manera muy cordial, como es él. Muy preocupado por contarme todo lo que pueda, buscando las palabras correctas para cada historia. No deja ir ni un sólo detalle en sus relatos. Fueron varias arduas charlas más que entrevistas, ya que el sentido estricto de esta se iba desvaneciendo paso a paso, a medida que avanzaban las palabras y con ellas anécdotas, fotos, por supuesto que más libros, mapas, artículos y crónicas escritas por él y publicadas en diversas revistas y muchos más recuerdos que producían que a Rogelio se le entrecorte su voz fuerte, sus grandes ojos quedaran brillantes, que las palabras no resultaran suficientes y que también sus manos, sus gestos y sus formas procuren llenar ese vacío que provoca la falta de palabras para describir tales enormes experiencias. En ningún momento se incomoda por el grabador entrometido que apoyo sobre la mesa, para que no se llegue a filtrar ningún pormenor, sino que jugamos por un rato a que el es mi entrevistado y yo una periodista. Tose, vocaliza, acomoda el grabador y de esta manera damos comienzo a la historia.
La fotografía fue su compañera fiel en cada uno de los viajes que realizó por el mundo. En ningún momento pudo resistir esa tentación de registrar con su cámara cada lugar que recorrió, desde el paisaje hasta los habitantes de cada sitio, las publicidades, los monumentos y las calles, en fin cada detalle y cada gran cosa que se presentara en su camino. Esta pasión por la fotografía lo encontró en una edad muy temprana. Antes de que tuviera veinte años ya era un fanático, su curiosidad nació mayormente debido a que la fotografía en aquella época era integral, es decir, uno debía preparar todo, el papel, el polvo para poder revelar las fotos y el revelado mismo. Justamente él mismo dice “Entré en la fotografía por el lado no popular”. Comenzó tomando imágenes a escondidas con la cámara de su padre, que luego de muchos años se la obsequió junto que la boleta de compra que data del año 1938 y que Rogelio tuvo exhibida en una pequeña exposición en su antigua casa. Con dieciocho años era Secretario de la Asociación Argentina de Astronomía, donde su interés por la fotografía creció. La primera fotografía difundida en un diario argentino de un satélite fue tomada por él en Parque Centenario y publicada en el diario “La razón”. En 1965 le ofrecieron escribir un artículo para la revista “Fotografía universal”, para esto leyó la famosa enciclopedia “Monitor”, que aún guarda con mucho cariño en su biblioteca, para saber cómo relatar cosas muy científicas de una manera más simple.
No hay duda que es un apasionado por la lectura y el estudio. Tal es así que antes de emprender cada viaje lee absolutamente todo lo que encuentre a su alcance de dicho lugar, busca mapas, fotos, libros, guías y todo elemento que pueda ser de ayuda para conocer y descubrir ese destino. Él mismo indica, “he sido más viajero por mapa, que viajero directo”. Justamente Rogelio construye su propio mapa, elige los lugares a conocer, traza cuál será su recorrido y sintetiza diciendo que “lo blanco del mapa lo termina de llenar uno”. Estudia, busca, investiga, conoce, pero él es el responsable de completar con experiencias, anécdotas e historias ese mapa que al comienzo se encuentra vacío. Y creo que Rogelio encontró su manera particular y vasta de saciar ese vacío. Una prueba concreta de ello es una anécdota que recuerda su esposa María Cristina con mucha gracia. Se encontraban realizado un viaje en España, en el año 1998 y muchos turistas no terminaban de diferenciar quién era el guía, ya que su esposo conocía los lugares y su historia tanto como el encargado de ese tour y no porque lo conociera de antemano, sino por todo el estudio previo que realizó del lugar.
Por supuesto que hay viajes que recuerda con más ímpetu que otros, no sólo por ser un lugar desconocido o muy lejano, o por algunas rarezas, sino más bien por el hecho de todo lo que pudo rescatar y aprender en cada uno de estos. Sin lugar a duda México fue uno de los países que lo deslumbró desde su primera visita en la década de 1960 y nunca dejó de maravillarlo en sus cinco viajes a ese país. No sólo recae en el típico comentario de la comida picante, que por supuesto tiene sus anécdotas en este aspecto culinario, sino también destaca la calidez de su gente, los pueblos primitivos congelados en el tiempo, la cultura, entre ellas la Pucc, y el arte. Dice con mucha emoción “Cada lugar tiene su impacto”, las ruinas Uxmal son una de las obras arquitectónicas que más lo sorprendió, se trata de una cuidad perdida en la selva, abandonada en el 1500 en la conquista española, también conocida como “la cuidad de las tres fundaciones”. Investigó con mucho detalle la historia de este lugar, tal esa así que toma el libro de dibujos realizados de estas ruinas, antes de que la fotografía existiera, para que yo también pueda apreciar la belleza y el vértigo de ese paisaje y concluye diciendo que “Uxmal tiene una magia dentro de las ruinas”. Tuvo la posibilidad de conocer este país a fondo, ya que no sólo lo visitó por algunos días, propia característica de un viaje, sino que se radicó en dos oportunidades, en un momento por seis meses y en otro por ocho. En esta última oportunidad permaneció con la idea de continuar su vida en este país, pero por distintas circunstancias laborales continuó viviendo en Argentina. Por supuesto que México, al igual que todos los países sufrió modificaciones con el tiempo. Rogelio destaca el avance avasallante de la contaminación, la evolución de los pueblos nativos, la explotación demográfica y el gran progreso de la cuidad en general. Tan deslumbrado quedó por este país que en el año 1993 unió dos de sus encantos. Los paisajes de lugares como la Península de Yucatán, Cancún y Zacatecas, colaboraron para la exposición fotográfica que presentó en Buenos Aires, esta reunió todas sus obras de México, titulada “Templos de ayer y de anteayer”, en la Galería de AGFA, dando fe de su pasión por las culturas mesoamericanas.
Sus viajes rondaron por el deseo de descubrimiento, perfeccionamiento, estudio, formación, entrenamiento, trabajo y también los realizó por placer. Con el objetivo de continuar especializándose en su trabajo tomó diversos cursos de fotografía y de óptica en la Universidad de Göttingen en Alemania y en las empresas Carl Zeiss y Zeiss Ikon, así como en Italia y en EE.UU. Recuerda con mucho cariño y claridad su primer viaje al exterior, más precisamente a Alemania en el año 1963, por tres meses. El objetivo de este viaje había sido la educación y la instrucción. Con motivo de lo significativo que ha sido, Rogelio escribió una crónica sobre éste, titulada “Volver a las fuentes”, publicada en el año 1964 en la revista “Fotomundo”, ya que en este país se reunían las primeras fábricas y empresas que dieron origen a la fotografía. De todos modos no fue el viaje que más disfrutó, ya que siempre estaba muy preocupado por comprender todo lo que le explicaban, estudiaba por demás para cada clase y constantemente estaba presente ese temor al no conocer, que lentamente se fue apaciguando.
También tuvo viajes frustrados. A principios de la década de 1990, debía realizar un viaje a Palenque, una ciudad maya, ubicada en el estado de Chiapas, pero no se pudo concretar, ya que estaba en pie un fuerte movimiento terrorista, encabezado por el subcomandante Marcos, reclamando mejoras para los agricultores Mayas, con su lema “democracia, libertad, tierra, pan y justicia para los indígenas”. Un momento no demasiado grato le tocó vivir en Marruecas, en la década de 1960, cuando trabajaba para la empresa alemana Zeiss Ikon. El avión que tomó realizó una escala en Casablanca, allí estuvieron todos los pasajeros a punta de fusil, rodeados de revolucionarios. Pero tuvo viajes muy placenteros como en 1965, cuando se encontraba en Nueva York, donde tuvo el placer de disfrutar de la exposición mundial de fotografía, que se realiza ocasionalmente. O, en 1986, cuando pudo presenciar el mundial de fútbol en México.
A lo largo de sus setenta y tres años Rogelio realizó incontables viajes, pero claro, siempre quiere conocer más. Tiene algunas cuentas pendientes que desea saldar, como conocer la Antártida y los países de Medio Oriente, que por falta de tiempo o por problemas de salud no tuvo la dicha de visitar. Además, tiene muchas fotos que sacar aún, es más, cree que le falta sacar todas las fotos. Pero, una de las más importantes que tiene pendiente es la imagen de un friso de piedras con ángeles musiqueros, en la Basílica de Trinidad, en Inglaterra. Deseaba volver a Nueva York, se había conectado con el intendente de esta cuidad y con el encargado para sacar las fotografías al mismo nivel que el friso, pero por cuestiones personales no pudo concluir este trabajo tan ansiado. Otra foto también frustrada es la del cartel “La diosa de la luz”, pintada sobre la pared de una actual fábrica, en el año 1950 en Holanda. Se trata de una imagen del rostro de una mujer, al estilo Art Nouveau, con rayos que sobresalen de su cabeza y Rogelio se pregunta ¿Qué mejor imagen puede representar a la fotografía que la diosa de la luz? Todavía hoy no hay ninguna fotografía de aquel retrato bastante deteriorado por el paso del tiempo. En el camino quedaron algunas exposiciones que no pudo realizar como “El barroco y los jesuitas”, para lo que había tomado fotografías de ciudades fundadas por estos miembros religiosos en Brasil y había elegido la música que acompañaría toda la muestra, su deseo era “hacer una alegoría a lo barroco”.
No es casualidad que uno de sus inspiradores, él que le abrió una ventana a través de sus obras y así dejar volar su imaginación y sus anhelos es el escritor Jules Gabriel Verne, conocido como Julio Verne. Por medio de “Los primeros navíos mexicanos”, “Viajes extraordinarios”, “Viaje al centro de la tierra”, “La vuelta al mundo en ochenta días” y “El amo del mundo”, entre otros, dio lugar a la fantasía y comenzó a soñar y a compartir los deseos con su escritor predilecto. Así comenzó su interés por la astronomía, la historia y las ansias de vivir aventuras. Investigó con mucha pasión la arqueología egipcia y se generó un nuevo sueño, el mismo que el descubridor de la tumba de Tutankamon, la utopía de haber vivido esa realidad.
En su larga trayectoria fue redactor de fotografía, profesor en universidades y de postgrado. Dictó clases en la UADE, en la UBA y en la facultad de medicina. Fue invitado a dar charlas en Santa fe, Córdoba y Mar del Plata, además de vastas conferencias por todo el país. En el exterior dirigió cursos de fotografía en México y en Italia. Publicó en la revista “Fotografía universal”, en una revista mexicana en los años 1969 y 1970 y colaboró con otras revistas, realizando investigaciones y publicaciones solo y con demás compañeros. Uno de los trabajos más importantes fueron las publicaciones en revistas científicas sobre la reproducción en color sin películas de color, una verdadera innovación. Actualmente escribe artículos sobre la historia de cámaras fotográficas, publicadas en la revista “Fotomundo”, pero no sólo sobre los aspectos técnicos y específicos de éstas, sino que su interés también está puesto en el contexto social, económico y político que movilizaron a crearlas. Uno de los artículos más interesantes que está en puerta es la historia sobre la diosa de la luz y su imagen. Estos artículos son la base de un libro que publicará a mediados del año 2009. No es el único proyecto que tiene para el año próximo, sino que además se convertirá en el asesor de imagen de la firma Eudeño para la empresa Nikon.
Su clave siempre fue “viajar con la mente y el corazón abierto”, por eso en cada viaje que emprendió estuvo dispuesto a aprender y conocer todo acerca de ese lugar. La curiosidad y la inquietud son dos de sus pilares fundamentarles. Ponerse en contacto con su gente, con sus paisajes, sus costumbres y su cultura. Rogelio disfruta verdaderamente de un viaje cuando logra conocer como vive esa población, conocer su historia, por lo que recorre cementerios, museos, iglesias y lugares emblemáticos. Por todas estas razones y muchas más, que seria tedioso enumerar, puedo concluir diciendo que Rogelio Norberto Rozas es realmente un viajero de los que ya no abundan, un verdadero viajero en extinción.

domingo, 13 de julio de 2008

Cuarenta años viajando

El living habla por si solo. Una biblioteca inmensa llena de libros de los temas más diversos, al igual que la mesa en medio de los sillones, ilustran la personalidad y los intereses de mi entrevistado. Un mueble. Detrás de su vitrina, piedras y objetos propios de distintas regiones anticipan que la charla será larga y tendida. Otro mueble. Arriba de él, fotos. Fotos con Mickey, con nativos mexicanos, en playas paradisíacas revelan los viajes y la profesión de Rogelio.

Tiene 61 años, experiencias, anécdotas e historias innumerables. Piensa cada palabra antes de decirla, busca el vocabulario exacto para relatar sus viajes. Se le produce un brillo en sus ojos cada vez que recuerda estos viajes, cada vez que me muestra las fotos. En cada foto hay una imagen y en cada imagen una historia.

A lo largo de toda su vida realizó infinidad de viajes, por Argentina, Europa, América del Norte y América Latina, y se lamenta de no haber tenido la oportunidad de conocer el continente blanco. En estos viajes primaron el entrenamiento, la educación y el trabajo, pero nunca estuvo ausente el conocer. Conocer y descubrir personas, lugares, culturas, costumbres y redescubrir su pasión.

Si bien todos los viajes que realizó significaron algo especial, recuerda con muchísimo cariño su primera travesía. El destino era Alemania y el desafió conocer un nuevo continente, nuevos hábitos, nuevas formas. Fue en el año 1963, tenía veinti tantos años. Así se dispuso a ir solo por tres meses, con el objetivo de especializarse. Pero el viaje fue mucho más que capacitación, afianzó su verdadera vocación, la de registrar con una cámara escenas únicas, hacerlas rodar y recordar ese momento por siempre. Realizó una crónica sobre este viaje titulada “Volver a las fuentes” publicada en 1964, pero debido a los imponderables e infortunios de la vida no tiene ninguna copia de esta. Sin embargo no fue el viaje que más disfruto, ya que por ser su primer viaje solo a un lugar totalmente desconocido no podía dejar de evadir en ningún momento el miedo que sentía por la disparidad de costumbre, la diferencia del idioma y demás. Tal es así que tuvo que pagar una multa por cruzar mal la calle. Disfrutó más tanto de Alemania como de otros países cuando se logró manejar con cierta soltura y más conocimientos.

Un país al que se dirigió en numerosas oportunidades es México. La primera vez que lo visitó fue a fines de la década de 1960. Tuvo la oportunidad de radicarse en este país, en una oportunidad por seis meses, y en otra oportunidad por ocho meses. La cultura de este país es la que considera como más llamativa de todas las que tuvo la dicha de conocer, por la deformación cultura que sufrió por el contacto con otros pueblos, la manera de vivir, las comidas, pueblos indígenas muy pobres, donde no hablan español, sólo algunos jóvenes manejan el idioma.

Con el tiempo, notó muchas diferencias en las ciudades que había visitado en una oportunidad y que luego de considerable tiempo regresaba. En el caso de Alemania notó muchas modificaciones en las construcciones, el urbanismo, costumbres y hábitos de la gente. Por su parte, en México las discrepancias más notorias fueron la explotación demográfica, el crecimiento de la cuidad, la contaminación, la inmigraciones y la modernización de muchos pueblos del interior, que estaban “congelados en el tiempo” y los alcanzó la globalización.

Al igual que los flashes que salen por su cámara para tomar registro de lugares y momentos significativos, que duran un segundo pero se lo podrá conservar por siempre, Rogelio recuerda detalles y anécdotas de sus viajes.

Miradas encontradas

El etnógrafo recorre distintos países, regiones y su tarea es la de investigar diversas sociedad, culturas, sus respectivas costumbres, formas de organización social, y demás. Por su lado, el cronista también puede realizar viajes, pero no necesariamente tan extensos como los que requiere un trabajo antropológico y hacia sitios tan remotos. Su función es la de tener una mirada reflexiva, pensante en la que toma en cuenta cada detalle, pero para otras personas pueden pasar totalmente desapercibidos.

Los etnógrafos quieren demostrar con sus textos que realmente estuvieron presentes en el lugar que están describiendo, deben convencernos no sólo de que verdaderamente han “estado allí”, sino que además deben persuadirnos de que de haber estado allí nosotros, hubiéramos sentido lo mismo que él, visto y concluido los mismo. Con el cronista ocurre lo mismo, también debe convencer de haber estado allí y con sus descripciones y relatos nos quiere transmitir y contagiar sus sensaciones.

Geertz plantea que los etnógrafos están utilizando elementos de la literatura para la producción de sus textos. Buscan que resulte atractivo para el lector. Asimismo, un cronista usa los elementos de los más diversos géneros. Todo es válido, en cuanto sea utilizado para desarrollar una crónica novedosa y atrapante.

Determinados etnógrafos son más capaces y astutos que otros en el momento en que tiene que plasmar el contacto que tuvieron con otra sociedad, con otra cultura que le son ajenas. De la misma manera, ocurre lo propio con los cronistas. Hay algunos que poseen más habilidades que otros para transmitir las sensaciones que tuvo en los encuentros que se dieron en un momento o en un lugar particular.

(La antropología esta mucho mas del lado de los discursos “literarios” que de los “científicos”)

El discurso antropológico es un discurso oscilante, híbrido, si bien hay ciertas formalidades de las que no puede escapar. El género de la crónica también los es. Permanentemente está a la búsqueda de elementos que puedan contribuir en hacer mejor su relato. Es un género muy abierto, que está dispuesto a incorporar todo tipo de cosas, a innovar y seguir cambiando.

El antropólogo trata de evitar que su subjetividad intercepte la objetividad que se requiere de su trabajo. (El antropólogo debe tener una mirada más “fría” de las cosas).. A diferencia del cronista, donde sus sentimientos, sensaciones e impresiones son parte fundamental de su producción.

El cronista, por su parte, cuenta con la suerte de no tener el deber de reconocer datos definidos y expresarlos de un modo específico, ni debe buscar unidades concretas, puede dejar libre su imaginación. El etnógrafo debe observar cosas concretas (instituciones, normas, formas de organización, etc) y debe registrar esos datos, hechos y cosas de un modo determinado.

Tanto el etnógrafo como el cronista se interesan en mirar con otros ojos, examinar los detalles, hacer visible lo invisible.